Comienza con "los últimos días"
Introducción con descripción personal de un día cualquiera: despertarse a la gira de siempre (tal vez ese día en particular estoy un poco retrasado), viaje en colectivo, descripción de pasajeros (el vagabundo con olor a pobreza), una madre me hace acordar que no soy padre, me hace acordar que fue consensuado con mi novia, lo que pensaba a los 13, la misantropía, etc.
José Marti ida y vuelta. Partida y llegada. Olor a tilo.
Luego de 20 años volvió a dar flores.
Situaciones en subte.
Surrealistas.
Capituladas por días. Todos mezclados.
Sé que no debería fumar a la mañana. El tabaco de cereza a la mañana sabe a muerte temprana, pero ya no me importa.
De repente me pidieron permiso para descender del colectivo, entonces cerré el libro y me di cuenta que, absorto en la lectura, me había pasado de mi parada. Me baje en la próxima estación de subterráneo para combinar con otra línea hasta llegar al trabajo. La estación estaba desierta. Más anodina que lo habitual. Por altoparlante anuncian que "el servicio esta interrumpido". Llegaré más tarde de lo previsto.
Ayer pensaba que era martes y hoy siento que es viernes. Definitivamente estoy perdido en el tiempo. Mi padre años antes de morir, preguntaba varias veces en el día qué día era. Tal vez me esta sucediendo algo similar. Siempre trato de escapar a la repetición de su modelo, pero posiblemente algunos aspectos se me escapan y ahí es cuando caigo en la repetición.
Aparte la vista del libro y vi que ya no quedaba casi nadie en el colectivo. Solo cinco mujeres: una dormida y las restantes miraban por la ventana fijamente con ojos anodinos. El resto era silencio. El murmullo había cesado.
Recordé lo aburrida que puede ser la realidad cuando se está inmerso en la rutina. Por lo tanto decidí sumergirme nuevamente en la lectura.
Era una fresca noche de primavera.
Un viaje lleno de tiempos sordos y muertos.
Desenlace.