Gabriel esta decidido: para apalear un poco el stress de su rutina laboral se va a tomar unos días los junta con el fin de semana y planea irse a la costa. Necesita un poco de relax. Quiere irse a algún pueblito costero poco visitado para estar tranquilo, solo y en silencio todo el tiempo que pueda. Una especie de retiro espiritual para olvidar un rato los problemas diarios.
Encontró uno de su agrado para el lado del sur. Cerca de Bahía Blanca. Lógicamente al ser un pueblo austero no cuentan con una gran oferta hotelera. Mucho menos fuera de temporada. El lugar ideal para aislarse.
Buscando en internet encuentra a una chica llamada Gabriela que alquila habitaciones en su casa. Le parece buena idea quedarse ahí, aunque ya no estaría solo, de hecho Gabriela le comentó que ya hay una persona hospedada desde hace unos días. Serían tres.
Gabriel decide reservarle el otro cuarto para su "escapada".
Luego de una semana llegó el gran día. Se dirige a la terminal de ómnibus, tiene boleto hasta Bahía Blanca, desde allí debe combinar con otro micro que lo lleva al pueblo. Una vez en la terminal del pueblo la casa de Gabriela se encuentra a unas 10 cuadras hacia el lado del mar.
Durmió todo el viaje. Se desconectó al momento de sentarse en la butaca del micro.
El primer tramo del trayecto fue perfecto en horario, no tuvo ningún contratiempo, sin gente descompuesta ni averías en el vehículo. Incluso el aperitivo que le ofrecieron fue de su agrado.
Una vez en la terminal de Bahía Blanca con su mochila acuestas se dio cuenta que no había traído ninguna prenda realmente abrigada y el viento que soplaba no era muy fuerte, pero era bastante fresco. Se imaginó que en el pueblo al lado del mar sería mucho más frío. Igualmente esto no seria un problema. Los problemas estaban fuera del plan. Si fuese necesario compraría una campera en el pueblo y listo. Solucionado.
Llega el otro micro para emprender el segundo tramo.
_
Fin parte 1