Caminando en una tarde gris de otoño por una playa en el pueblo costero La Providencia, observo desde lejos que una chica sale del mar abrazada a otra que llora, ambas vestidas con grandes camperas empapadas.
Un grupo de mujeres acompañadas de un policía, las esperan en la orilla.
Al llegar hasta ellas, la chica que salía llorando del mar se desploma en los brazos de una de las mujeres del grupo.
El resto se une en un gran abrazo y la rodean.
El policía mantiene fija la mirada en el mar.